¿Qué por qué lo sé? ¡ Hombreee... !, porque esas cosas se notan, se notan, por mucho que intente disimular uno o una...
Pero, bueno, ¿cómo no te ibas a acordar, teniendo ya seis años y medio (y además, todo quien lo conoció con esa edad refrendará lo muy desarrollado, física y psíquicamente, que estaba para esa edad), de mi relativa "pasada de frenada" con él, aunque fuera, como fue, una única vez? Pero si yo me acuerdo de cosas similares que me hacía tu padre cuando yo tenía cuatro años, y ello pese a que yo, a diferencia tuya, ¿sobrino?, siempre he ido bastante retardado, en todo, para mi edad, hasta que hace ya como unos trece años, la inversión temporal permitió que quienes más lentos o lentas íbamos fuéramos quienes menos nos hemos empantanado en esta crisis que nunca tendrá fin sin romper los esquemas socio-económicos del Capitalismo.
Así, finalizada esa inversión en julio recién pasado, y habiendo, por fin, recobrado el tiempo, a todos los efectos, su sentido de transcurso "normal" en todos los planos, espero que ello me "devolverá", por fin, a mi status normal de fumeta retardado, y no el de certero profeta en que con vuestras inicuas, incalificanles actuaciones, me estáis convirtiendo a mi pesar.
Pero estaba con lo de que tú es imposible que seas mi sobrino, porque hay cosas que nadie podría olvidar, como esas dos (únicas) partidas de ajedrez, que también dices no recordar. Seguro. Harto de perder con tu hermano mayor, que, siguiendo las líneas y estrategias "ortodoxas" o habituales de ese juego, lógicamente una y otra vez te derrotaba, pues te sacaba y saca más de tres años, y de tonto, en el sentido tradicional, tampoco tenía ni parece tener un pelo, ¿cómo no te ibas a acordar de aquellas dos estrafalarias partidas contra tu tío, que también perdiste, pero precisamente por no aplicar la imaginación, sino las estrategias "ortodoxas" de toda la vida. Atención, atencióóónnn.... : estas partidas en concreto las jugamos cuando él ya tenía unos trece años, que parecían quince.
O sea, que lo que ya dije en su momento: lo de la piel atípica, atópica o lo que sea, eso te lo han reproducido bien. Pero, sin embargo, los seres humanos realmente Humanos carecemos de cresta distal o craneal, cosa que no sucede ni contigo, ni con ninguno de todos los y las asquerosas reptilianas que con vuestro cerebro pequeño no paráis de insuflarle a todo el mundo deseos de desaparecer.
Pues mira, oye. Eso explica cosas como el que no te presentaras a mí cuando llegaste a Catalunya, o el que, desde inicio, te obstinaras en interpretar tergiversadamente todo aquello cuanto yo, con la mejor voluntad del mundo, te decía en nuestros intercambios de emails. Normal, la memoria insertada en tu chip de reptil no podía contener tales datos, por falta de capacidad, claro, y no por otra cosa.
Así que, deseando, como siempre, que te vaya mal, ya que eso es lo que más te permite acercarte a algo, reptilianamente, semejante a los sentimientos humanos de felicidad, que, en vuestro caso, se traduce en alcanzar la máxima satisfacción cada vez que conseguís destrozar o hundir la vida o el alma de alguien, especialmente si esa persona era socialmente positiva, sólo faltaba, que, con entusiamo o alegría, la Humanidad pudiera superar esta crisis en la que os refociláis en pensar los miles de millones de muertes que, en poco período de tiempo, causará, esperando, insisto, que te vaya mal, y que tus hijos te odien, recibe un bruta saludo, lleno de odio, ira y rencor, a ver si así eres eso, algo parecido a... ¿feliz?
ET & forrest eladio gump.
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